De puño y letra

Quien diría que aquella sensación de tranquilidad y paz que dejaban aquellos abrazos no iban q volver. No importaba cuan mucho o poco duraban solo satisfacía recibirlos o darlos, aunque fuese por algunos segundos.  Y pensar que muchas de las veces surgían sin mediar algún tipo de palabra, tener algún motivo en específico o ni siquiera pedirlos. Simplemente surgían cuando te encontrabas frente a esa persona la cual te conocía o tu conocías a la perfección.  He de confesar que extraño ese tipo de abrazos reales, sinceros, del alma. Los cuales se encargaban  de alinear tus chacras y emociones.  Cuanto se hecha de menos aquellos abrazos. 

El mayor miedo que sentimos Al momento de despedir del plano terrenal a nuestros seres queridos, amigos o conocidos, es olvidarles. Así como cuando nos mudamos a otro lugar y que progresivamente vamos perdiendo contacto diario, como cuando ponemos fin a una relación de amistad o pareja; o simplemente cuando alguien decide tomar distancia y poco a poco se va desvaneciendo hasta dejar de existir.  A diferencia de ello, nos cuesta interiorizar el hecho de que nunca les vamos a olvidar,  por bien, por mal, por alegrías,  por nostalgia, por infinidad de anécdotas o por que siempre serán parte esencial de nuestras vidas. Por mucho que pase el tiempo, habrán fechas que nos harán recordarles con mayor o menor intensidad. Pero serán todos esos recuerdos los que van a mantenerles vivos siempre dentro de nosotros para siempre recordarles