De puño y letra

Hay muchísimas cosas a las cuales le doy un fuerte y gran NO sin pensarlo: Me niego a ser hipócrita Me niego al ser injusto y las injusticias Me niego al rechazo Me niego a no intentarlo  Me niego a no negarme. Pero a lo que realmente reconozco y se que me niego rotundamente es al ser vulnerable, a derrumbarme por completo y que el mundo pueda verlo. Me niego a brindarle la oportunidad a los demás de hacerme daño. Me niego a flaquear delante de los demás. Me niego a mostrar mis debilidades. Me niego a dejar de ser yo por lo demás. Quizás sea una virtud o un defecto pero es algo que no creo vaya a dejar de hacer por nada ni nadie.

Te hice una promesa y hago todo lo posible por cumplir. El día que me contestaste estando los dos solos que tenías miedo de partir por dejarme solo, mi alma se rompió en mil pedazos. A lo que sin pensar, mucho menos titubear respondí: no digas eso mamá, yo voy a estar bien. Quédate tranquila que yo de hambre no me voy a morir y recuerda que tampoco me dejas solo. Esa fue la promesa que intento cumplir, muchas veces no estoy bien. Otras veces me siento solo (aunque no lo estoy) otras me siento perdido como si hubiese ido de una dimensión a otra. Te busco siempre, te veo en otras personas e intento escucharte. Pero solo vienes a mi en sueños y te juro que solo deseo nunca despertar. De inmediato viene a mi cabeza lo que te prometí, siendo eso lo que me hace entrar en razón. No voy a dejar de trabajar en cumplir esa promesa qu te hice MAMÁ.

El ser humano por naturaleza es bastante inconforme en línea generales. Laboral, emocional y materialmente tendemos a no estar satisfechos con lo que tenemos o podemos conseguir. Pero es verdad que hay cosas que consideramos insignificantes y simplemente nada más con eso nos podemos sentir satisfechos. Hay cosas, personas, momentos y espacios que por su simpleza pueden llenarnos y recargarnos por completo. Yo quiero dar gracias infinitas a dios y el universo por permitirme poder tener nada más que esas cosas con las cuales puedo llegar a sentirme pleno. Disfrutar de la compañia de los mios (familiares y amigos), trabajar haciendo lo que realmente quiero, mantener conversaciones con personas que se vuelven cercanas y especiales, pero sobre todo poder sentirme acompañado, guiado y sostenido cuando más lo he necesitado.