Más que perfecto

Nos pasamos la vida pensando que llegamos a sacrificar tanto por alcanzar una meta, que al final no disfrútamos del proceso. Aunque cierto es que no siempre es gratificante de igual forma se puede disfrutar. La paciencia no llega a ser la virtud más puesta en práctica y es quien nos hace la cuesta arriba mucho más contrariada, puede que muy pocos lleguemos a cultivar el grado de paciencia necesario para hacer esa travesía más llevadera.
Desde el primer momento que decidimos dejar nuestro lugar de nacimiento y donde hemos hecho vida en todos los aspectos,  nos repetimos que nada es imposible y que el tiempo de dios es perfecto. Hoy estoy más cerca de alcanzar el estatus legal necesario, en el país que me ha dado acogida desde hace cinco años ya para poder tener una mayor estabilidad. 
A lo que sin duda puedo decir que el tiempo de dios es más que perfecto, que nada es fácil pero tampoco imposible. Solo no hay que perder el norte y no permitir que las voces en nuestra cabeza nos desvíen del camino. 

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